Hace mucho tiempo que venimos pujando por contribuir una renovación programática en la agenda política, haciendo hincapié en la necesidad de renovar y no de resucitar paradigmas, momentos o ideas.
Transitamos este camino siempre en forma silenciosa, así le dimos sentido a nuestra participación política junto a los indocumentados, junto a los colectivos sexuales, a los inmigrantes y en especial a los jóvenes.
Estamos constituyendo un gran movimiento para rescatar de la arqueología a las ideas políticas en nuestro país, el sujeto transformador son los jóvenes , juntos vamos a renovar la actividad política.
Nosotros creemos firmemente en la necesidad de dotar de nuevos paradigmas a la política conformando un colectivo que incorpore los cambios culturales y también asuma el compromiso de representar la realidad compleja de los jóvenes y adolescentes.
Cuatro de cada diez menores de 22 años viven en situación de marginalidad y tres de cada diez se encuentran en la Pcia de Buenos Aires, las condiciones de precariedad se extienden en todos los ordenes.
En estos días nuestro país fue espectador de la pobreza que los discursos buscan ocultar, de la miseria de quiénes consideran que hay seres humanos diferentes por el solo hecho de haber nacido en otro país y de la mezquindad de jugar con las vidas de las personas en el marco de sus intereses políticos.
En ese juego con fuego las partes no pueden hacerse cargo de que son parte de un mismo problema, el de concebir a la política como un fin y no como un medio.
No se trata de pensar que en nuestro espacio político no haya miserables, de hecho pensamos que los hay y por eso nos sentimos obligados de liderar un proceso político que priorice a las personas y sus necesidades, que piense en las próximas generaciones por sobre las próximas elecciones.
Continuamos con el mismo compromiso de siempre, con los que más lo necesitan y comenzamos una nueva etapa donde habrá mayores responsabilidades y donde tendremos que demostrar como se lleva adelante el cambio de largo plazo mientras urge lo inmediato.
El país, y en especial el Radicalismo, no necesitan de “resurrecciones” sino por el contrario de una profunda renovación de ideas, con nuevos paradigmas que incorporen nuevos públicos a la agenda política.
Queremos desarrollar un programa que combata la pobreza estructural y la informalidad cuyo rostro visible son los indocumentados, y ponga patas para arriba los discursos vetustos de quiénes repiten como loros sus ambiciones personales, mientras la vida de millones de personas se desarrolla en la precariedad, el sufrimiento y la desesperanza
Nosotros tenemos la cabeza puesta al servicio del futuro, con la decisión de enfrentar dicha pobreza estructural desde la democratización del territorio, la democratización de las energías y el cuidado de la naturaleza
Siempre la consideramos la política un medio para lograr alcanzar el ideal de una sociedad de iguales. La obra de Raúl Alfonsín fue la guía en los momentos de incertidumbre, fue nuestra puerta de entrada a la política y también fue el relato que nos formo del cual nos sentimos herederos. Nos formamos junto a sus colaboradores más cercanos y aprendimos con ellos de sus errores, de sus aciertos y en especial de su honestidad con la política. Nunca apelamos al oportunismo de aquellos que aprovechan los momentos de éxito para aplaudir en forma acritica y en las horas aciagas para criticar sin piedad.
Hace unos días, el Presidente de la UCR Nacional Ernesto Sanz tuvo la enorme deferencia de permitirnos contar un poco de lo que hacemos (en una actividad desarrollada en la ciudad de Buenos Aires), garantizar la inclusión de aquellos que carecen de identidad, no solo con el compromiso social y militante, sino con el desarrollo de un programa que comprenda la modernización definitiva de nuestra economía, de la educación y de las relaciones laborales.
Hemos asumido el desafío de darle voz a los que no la tienen, hemos asumido el compromiso de hacerlos visibles, no olvidando nunca que los verdaderos protagonistas son ellos y nosotros el medio.
