lunes, 25 de febrero de 2013

Propuesta de declaración de la Corriente de Opinión Nacional (CON) para la Convención Provincial del 2 de Marzo de 2013.

En el transcurso del año 2013 se elegirán legisladores nacionales, provinciales y concejales. Esta situación pone a la UCR ante la imperativa demanda del pueblo argentino: construir la alternativa política al populismo gobernante para garantizar la alternancia en el ejercicio del poder.

Ante semejante desafío, no cabe la resignación porque seria admitir la creencia de que nuestro país sólo puede ser gobernado por el populismo. El movimientismo amorfo que lo caracteriza ha permitido y permite que coexistan en su seno sectores sociales e identidades políticas que se repelen y combaten, con el agravante de que muchas veces lo hacen utilizando al estado como rehén, tanto en el orden nacional como provincial y municipal.
En las últimas décadas esta característica se ha acentuado notablemente. Así, durante el tiempo que gobernó Carlos Menem, la Argentina aplicó un modelo conservador y neoliberal que adoptó las políticas recomendadas por el Consenso de Washington. Las consecuencias fueron que la necesaria Reforma del Estado se convirtió en sinónimo de simples privatizaciones de las empresas nacionales con altos niveles de corrupción y que aumentó de manera inédita la marginalidad y la pobreza hasta consolidar en nuestro país el fenómeno de la exclusión social.

Todo esto llevó a la degradación de la política como actividad arrastrando hacia el desprestigio a los principales dirigentes y Partidos. Además, produjo la pérdida de capacidad para actuar con autonomía en un mundo crecientemente globalizado.

El kirchnerismo, pretendió y pretende presentarse como el reverso de la moneda del menemismo y como el gran recuperador de la política y el estado. Para ello ha desarrollado y desarrolla un relato con ribetes épicos partiendo de temas que producen una extrema sensibilidad. Tal es el caso del abordaje de la política de defensa de los derechos humanos, acerca de la cual han llegado a inventar una historia que no protagonizaron, y lo que es aun peor, pretendieron desconocer el valiente esfuerzo realizado por el primer gobierno de la transición democrática encabezado por Raúl Alfonsín y el Radicalismo.
Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández de Kirchner después, han impulsado un “capitalismo de amigos” al cual denominan modelo, incorporando capitales de los allegados al poder en las principales empresas del estado con el objetivo de constituir un proyecto político hegemónico.
Ambos, desaprovecharon la extraordinaria coyuntura económica internacional favorable para nuestro país y la región y la posibilidad de producir un salto cualitativo desde el mero crecimiento hacia el desarrollo sostenido y sustentable. Razón por la cual, todavía padecemos serios condicionamientos en infraestructura como energía y transporte al haberse priorizado el clientelismo político a través de la utilización de subsidios y prebendas.
El denominador común del populismo en cualquiera de sus versiones, es la bajísima calidad institucional, cuyo hecho más saliente es la falta de independencia de la justicia para impedir el juzgamiento de graves actos de corrupción que afectan al poder. De esta forma consagraron la impunidad en la Argentina.
El kirchnerismo hizo suya la filosofía política de dividir la sociedad entre “amigos y enemigos”, “buenos y malos”, siguiendo la lógica de los regímenes autoritarios y hegemónicos, tan distante del respeto al pluralismo, la práctica de la tolerancia y la convivencia que caracteriza a las sociedades democráticas.
El poder del populismo parece inconmovible, y lo será, si no somos capaces de enfrentar el desafío con grandeza, generosidad, amplitud, coherencia y sobre todo guiados por objetivos claros que formulen propuestas y proyectos superadores y devuelvan la confianza y credibilidad de la sociedad argentina en la Unión Cívica Radical.

El Radicalismo es una fuerza política de dimensión nacional, dotado de estructura partidaria y extensión territorial capaz de convertirse en el imán de atracción de otras fuerzas políticas sociales y afines para construir la alternativa al populismo hegemónico y garantizar las reglas de oro del sistema democrático: el equilibrio y control del poder y la alternancia en el ejercicio del mismo.

Es tan desaconsejable el mero amontonamiento sin identidad con el mezquino objetivo de superar una coyuntura electoral, como el sectarismo, que en las actuales circunstancias constituye un pecado de soberbia y una visión infantil de la política.
La construcción política no puede responder a la táctica oportunista de un momento, debe guardar coherencia con las mejores tradiciones y el ejemplo que nos legaron nuestros próceres, por ello debe tener una proyección estratégica que perdure en el tiempo para que el pueblo argentino la haga suya y la utilice como herramienta del cambio necesario.

Animados por este espíritu proponemos:

a) Iniciar el diálogo con los sectores políticos y sociales afines, que en su accionar hayan demostrado una práctica progresista y se identifiquen con el proyecto de instaurar en nuestro país una socialdemocracia moderna capaz de asegurar la libertad, democracia, justicia e igualdad de oportunidades.

b) Respetar en la construcción los principios de legalidad y democracia cumpliendo y haciendo cumplir la ley vigente de elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias. Esto permitirá promover el debate más amplio, participativo y democrático en la sociedad argentina, y a su vez otorgará los espacios de poder conforme haya sido la voluntad del pueblo libremente expresada.

c) Instruir a los miembros de la mesa del Comité de la Provincia de Buenos Aires para que lleven adelante este cometido e informen al Plenario del citado cuerpo.



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