jueves, 15 de noviembre de 2012

A 40 años del abrazo Perón-Balbín

Por Leo Vandenbosch

El histórico abrazo que hace 40 años se dieron Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín, con el cual dejaron atrás largas diferencias, marco un hito en la historia política de la argentina moderna.

Dos líderes tan disimiles en lo ideológico, en la concepción de hacer política y en la visión institucional del país, tuvieron un acto de grandeza histórica que debe dejarnos a todos un legado mas allá de lo simbólico.

La UCR y el PJ fueron por lejos los que imprimieron con mayor fuerza el destino del país en el siglo veinte.

El abrazo que Perón y Balbín se dieron en la residencia de Gaspar Campos el 19 de noviembre de 1972, se trató de un elocuente aporte a la reconciliación nacional, en aquellos días dificiles para la Argentina ambos líderes dejaron atrás décadas de desencuentros y antagonismos para dar un rotundo ejemplo de convivencia democrática, demostraron que el diálogo y la tolerancia estaban por encima de las diferencias personales e ideológicas. Ese episodio marcó el fin de una época de enfrentamientos entre peronistas y radicales, sin dejar de lado sus convicciones personales.
Perón y Balbín, como gigantes de la historia y de la política argentina, comprendieron que de las experiencias y errores hay que sacar conclusiones positivas y valederas.

Como expresara en alguna oportunidad Rodolfo Terragno " La irrupción del peronismo (y la resistencia de la UCR, desplazada del favor popular) había cavado una zanja inoportuna. De un lado, el radicalismo y la idea de democracia; del otro, el peronismo y las reivindicaciones obreras. El tiempo demostraría que no hay democracia sin equidad, ni justicia social sin tolerancia. Perón fue derrocado en 1955 (con anuencia radical) y debió exiliarse. Diecisiete años más tarde, cuando regresó al país, Balbín saltó una tapia para abrazarlo. No acordaron una fórmula conjunta. No formaron una alianza. No se comprometieron a integrar un gobierno de coalición. Cada uno preservó su identidad y sus ideas".

Es sabido que aquel gesto de madurez democrática y de amor al otro que fue protagonizado por Perón y Balbín en 1972, no fue debidamente entendido y asumido por quienes eran seguidores de uno y otro, y por eso hoy debe ser cabalmente entendido este mensaje, sin oficialismo y oposición no hay democracia, sin reglas claras no hay sistema, sin consenso, disensos y tolerancia no hay continuidad.

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