lunes, 27 de agosto de 2012

Mario Abel Amaya, a 36 años de su secuestro y posterior desaparición



Como militante de la Unión Cívica Radical lucho toda su vida por sus ideales, como la vigencia de las instituciones democráticas. Su abnegada defensa de los Derechos Humanos, fue motivo más que suficiente para que un 17 de agosto de 1976 fuera secuestrado por orden de la dictadura militar.

Pedimos la inmediata iniciación del juicio sobre su detención y muerte
Mario Abel Amaya nació un 3 de agosto de 1935, en la localidad de Dolavon, Provincia de Chubut. Su familia se había trasladado a esa Provincia patagónica, porque su padre era docente y fue a trabajar al sur, dejando atrás su provincia natal de San Luís.

Una vez finalizados sus estudios primarios, cursó la secundaria en la ciudad de Trelew, para más adelante estudiar la carrera de abogacía y comenzar en ese ámbito con su actividad política, militando con compromiso en favor de los ideales de la Reforma Universitaria.

Mario Abel Amaya, se afilió a la Unión Cívica Radical, y fue uno de los miembros que fundaron el Movimiento de Renovación y Cambio, cuyo máximo dirigente era Raúl Alfonsín. Mario fue un importante dirigente del radicalismo en su Provincia. En este sentido, fue electo Diputado Nacional en las elecciones nacionales que tuvieron lugar en el año 1973. Cabe destacar, la pasión puesta en su tarea política, la cual, desarrollaba siempre en el marco de sus ideales y convicciones.
Su búsqueda fue permanente en la consecución de un Radicalismo más activo y militante. En este sentido, más allá de las formalidades partidarias, no dudo en defender durante la dictadura de Onganía (1966-1973), a dirigentes estudiantiles, políticos y obreros, entre ellos, Agustín Tosco.
Una vez producido el golpe de Estado de 1976, Mario Abel Amaya fue detenido por un grupo de tareas perteneciente a las Fuerzas Armadas, un día17 de agosto de 1976, en su domicilio de la ciudad de Trelew. Una vez consumado el secuestro, su paradero era incierto, hasta que se supo que había pasado por las cárceles de Bahía Blanca y Rawson, para finalmente ser trasladado a la Unidad 8 del Servicio Penitenciario Nacional. En este último lugar de detención, fue torturado hasta que producto de los vejámenes a los que fue sometido, debió ser trasladado al Hospital Penitenciario. Allí pasó sus últimos días, donde falleció un día 19 de octubre de 1976.

Mario Abel Amaya, al momento de morir tenía tan sólo 41 años, no se lo podía acusar de ningún cargo o delito, ya que siempre estuvo alejado de las prácticas violentas. Se cumplen 36 años de su detención y muerte. En tal sentido, el permanente recuerdo de su militancia, nos lleva a concluir que fue un ejemplo de lucha por los derechos de los más débiles y la consecución de una democracia social. Cabe destacar que como parte de un merecido homenaje, una Escuela de Trelew lleva su nombre.
Mario Abel Amaya, fue un ejemplo de quienes por la ideología y principios del Partido Radical, lo dieron todo a cambio de nada. En este sentido, se convierte en la actualidad en una referencia a tener en cuenta, al menos, si la idea de la mayoría de los militantes y dirigentes de la Unión Cívica Radical, es dotar al radicalismo del futuro, de la tan necesaria vocación de poder, a partir de la formación de nuevos cuadros y la promoción de dirigentes, con el fin que estos puedan abordar y dar solución, los temas nacionales no resueltos.

Los radicales debemos honrar a quienes ofrecieron su vida militando por un país mejor, y la mejor forma de homenajearlos, es redoblando nuestros esfuerzos militantes, para consolidar definitivamente las instituciones democráticas en nuestra República Argentina.

Por César Arrondo. Profesor e integrante del Foro de Historiadores Radicales

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