lunes, 29 de octubre de 2012

CELEBRACION DEL BICENTENARIO DE LA LEY SAENZ PEÑA


Dudé mucho en escribir esta nota referida a nuestra participación en el acto de celebración del centenario de la ley Sáenz Peña que se hizo en el Museo del Bicentenario. No me decidía a hacerlo porque respeto la inteligencia de la gente y, además, me respeto a mí mismo y me pareció mucho tener que explicar lo obvio, porque estupidiza al que lo hace y coloca en la misma situación al que lo recibe. Por lo tanto aquí van algunas cosas sueltas: nos enorgulleció que el Estado, a través del gobierno constitucional, recordara -junto con la Cámara Nacional Electoral, un órgano independiente de la Justicia- un hecho que fue el logro más trascendente de la historia del radicalismo y que alcanzarlo significó promover tres revoluciones radicales, sufrir persecuciones y dejar una estela de mártires en el camino.
 Estuvimos en un acto donde se exaltó el sufragio, se ponderó la democracia, se elogió al radicalismo por su lucha y se rescató la trascendencia histórica de Hipólito Yrigoyen. Pero el momento más emotivo para nosotros llegó cuando una ovación -de militantes de otro partido político- recibió la imagen de Raúl Alfonsín que se reflejó en el video. No estuvimos en un acto con Videla. Estaba invitado el partido y si sólo concurrimos unos pocos dirigentes (Nito Artaza, algunos diputados nacionales y el que escribe estas líneas) es porque desaprovechamos la oportunidad de darle más volumen a una reivindicación hecha, nada más y nada menos, que por nuestros adversarios políticos. Esta fue siempre nuestra forma de actuar. Cuando logramos que el Congreso Nacional sancionara una ley de mi autoría imponiendo a la autopista Buenos Aires-La Plata el nombre de Ricardo Balbín, el acto que concretó esa ley lo hicimos en el Teatro Argentino de esa ciudad y contó con la presencia del entonces presidente Néstor Kirchner. Cuando la diputada provincial, Cecilia Moreau, logró que poco antes de morir se le otorgara a Raúl Alfonsín el título de ciudadano ilustre de la provincia de Buenos Aires volvimos otra vez al Teatro Argentino donde hicimos un gran acto, esta vez, con la participación del propio Raúl, del gobernador Daniel Scioli y una enorme cantidad de legisladores y funcionarios nacionales del gobierno kirchnerista. Y todavía recordamos ese día con un enorme orgullo, porque cuando el reconocimiento a nuestros muertos o a nuestros líderes lo practican los adversarios esto los hace más grandes. No tengo dudas que el otro día Raúl Alfonsín hubiera estado junto a nosotros para recibir en nombre del radicalismo la parte del reconocimiento que nos corresponde por nuestras luchas a favor de la democracia. Pero claro, Raúl tenía grandeza y no era un enano político. Por eso estuvo el 3 de marzo del 2005 en el Salón blanco de la Casa de Gobierno acompañando al presidente Néstor Kirchner cuando se anunció el cierre del canje de deuda. A esta altura alguno estará pensando "si pero están usando a Alfonsín porque lo necesitan por la ley de medios" o vaya a saber por qué otra cosa. A esos amigos les recuerdo que el año 2008 cuando la ley de medios aún no existía y al gobierno le iba bastante bien- Alfonsín recibió en la Casa de Gobierno el honor que no tuvo otro ex presidente en la historia: que se colocara en vida su busto en el Salón de los Bustos presidenciales. En esa ocasión la presidenta Cristina Kirchner dijo, dirigiéndose a Alfonsín "Usted es el padre de la democracia". Por supuesto, que más de una vez nos cruzamos porque se negaba o se ninguneaba, por ejemplo, el papel de Alfonsín en su lucha en favor de los derechos humanos; pero eso es harina de otro costal y forma parte de las diferencias políticas a las que nunca hemos renunciado o disimulado.

Los que critican nuestra decisión de estar presentes en ese acto de la democracia ¿habrán puesto el mismo énfasis en criticar a De la Rua cuando trajo a Cavallo al gobierno o por los trágicos sucesos del 20 de diciembre? ¿Clarín, que hoy hace una nota bajo el título " Radicales, enojados con Moreau por asistir a un acto con Cristina", (radicales que no nombra, porque ¿qué dirigente podría salir a decir la estupidez de que se enojó porque celebramos la ley Sáenz Peña?), hizo en estos días alguna nota titulada " Radicales, enojados por los que quieren una alianza con Macri, De Narváez, Cariglino y Barrionuevo”? No. Y ¿por qué no la hizo, a pesar de que hay infinidad de radicales enojados por eso y se lo hicieron saber al diario con comunicados de prensa? Porque esa alianza es la que empujan ellos. Basta de ingenuos o ingenuidades. Si grupos concentrados (en este caso Clarín) necesitan, para defender sus intereses, dirigentes que siembren odio y destrucción que no cuenten conmigo.

Leopoldo Moreau

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