martes, 16 de octubre de 2012

Construir la alternativa política al populismo kirchnerista

Por Federico Storani

Caracterización del populismo peronista

Por su conformación movimientista, el Peronismo, ha sido y es una fuerza política amorfa que recepta en su seno sectores sociales antagónicos e identidades políticas que se repelen, y muchas veces se combaten violentamente con el agravante de que dirimen sus disputas utilizando al Estado en todas sus esferas, tanto nacional, provincial y municipal como rehén.
La característica principal de su accionar ha sido actuar desprovisto de ideología, entendiendo esta en un sentido no dogmático como un conjunto de valores, creencias e ideas. Esto es alentando el más crudo oportunismo político.
En las últimas décadas esta característica se ha acentuado de manera muy notable. Así, en la década que gobernó Carlos Menem, la Argentina se convirtió en el alumno más aplicado y obediente para impulsar las políticas recomendadas por el Consenso de Washington. Las privatizaciones se convirtieron en sinónimo de Reforma del Estado y significaron la pérdida de capacidad para actuar con autonomía en el mundo globalizado.

La era Kirchnerista, pretende presentarse como el reverso de la moneda de lo anteriormente descripto. Sin embargo no sólo lo tienen al propio Carlos Menem como aliado de sus políticas actuales sino que el mismo Néstor Kirchner y la actual Presidente, sostuvieron las políticas de privatizaciones en un marco de corrupción escandalosa. Baste como ejemplo la privatización de una empresa símbolo como YPF, luego la “argentinización” incorporando capitales nacionales del círculo de amigos del poder, inaugurando lo que se conoce como capitalismo “de amigos”, para culminar con la expropiación de la empresa al compás de una pretendida recuperación de la soberanía nacional que contribuye a engrosar el relato épico.

El Peronismo, fiel a su esencia populista acomoda su andamiaje movimientista en la dirección que sopla el viento, cada tanto es conservador, neoliberal y fuertemente alineado con la primera potencia y sus aliados, y en otros momentos se disfraza de progresista, sensible a los derechos humanos y antiimperialista. Sin embargo mantiene como denominador común la baja calidad institucional, la corrupción y la tendencia hegemónica y autoritaria.

Tendencia hegemónica y autoritaria

El actual gobierno y su pretensión de perpetuarse en el poder es la más clara demostración del intento de construir un proyecto hegemónico y autoritario que nada tiene que ver con le democracia representativa.

Para ello han utilizado diversos instrumentos entre los cuales merecen destacarse los siguientes:

Ley de reforma a la composición e integración del Consejo de la Magistratura, con el objetivo de afectar en la práctica la independencia de la justicia. El derecho de veto a favor del gobierno que se logró con esta modificación, permite condicionar el corazón del organismo reformado, como son las Comisiones de Acusación de Magistrados (para proteger a los adictos) y de designación de los mismos (para lograr una justicia complaciente).

La persistencia en la utilización de decretos de necesidad y urgencia, a pesar de poseer una amplia mayoría legislativa en la composición de ambas Cámaras.

El mantenimiento de las facultades extraordinarias o “superpoderes” en cabeza de Jefe de Gabinete lo que le permite un manejo discrecional y arbitrario de los recursos del Estado, ya que el Gobierno puede por esta vía reasignar y modificar partidas del presupuesto votadas por el Congreso de la Nación utilizando este recurso como una arma más para disciplinar políticamente.

Todo el desarrollo del Gobierno de Néstor Kirchner y de su esposa sucesora ha estado salpicado por gravísimos actos de corrupción que se mantienen en la más amplia impunidad, baste recordar los casos: Skanska, Antonini Wilson, los fondos hallados en el baño del Ministerio a cargo de Felisa Micheli, y los que ahora se suman y envuelven nada menos que al Vicepresidente de la Nación Amado Budou y la reciente expropiación de la empresa Ciccone sin que hasta la fecha se conozcan los integrantes de la misma.

Todo esto ha sido posible por la falta de independencia de la justicia y la degradación en la calidad institucional que genera un clima de desaliento a la participación ciudadana y también a las inversiones en nuestro país.
Un dato particularmente llamativo, es el intento de construir un relato épico sobre el accionar del Gobierno. Inicialmente fue aparecer como abanderado en la lucha por los derechos humanos a pesar de que en la época de la dictadura militar el matrimonio presidencial brilló por su ausencia en este tema. Es lamentable la comprobación de la complicidad de algunos representantes de los organismos de defensa de los derechos humanos, tales como las Madres de Plaza de Mayo encabezada por Hebe de Bonafini, también cuestionada por graves actos de corrupción.
El relato se extiende al intento de tergiversación histórica sobre el papel jugado por la “gloriosa Juventud” y en particular la organización Montoneros, a lo que ahora se suma con el objetivo de generar una mística militante la agrupación “Cámpora”, que se presenta como heredera de luchas heroicas en el pasado y que hoy se traducen en la ocupación de espacios de poder fuertemente remunerados del gobierno nacional y o provinciales.
Es particularmente grave la avanzada producida en escuelas primarias y secundarias pretendiendo imponer este relato con expresiones que pertenecen a la cultura nacional en su más amplio espectro, tal como ocurre con el “Eternauta” y su intento de asimilación a la figura de Néstor Kirchner, como “Néstornauta”. El avance en esta dirección en escuelas primarias, secundarias y universidades, no hace otra cosa que traer al presente las peores rémoras de los autoritarismos que se vivieron en siglo XX, tales como el fascismo, el nacionalsocialismo y el falangismo.
El proyecto hegemónico se completa con la pretensión de reformar la Constitución Nacional para lograr la reelección de la Presidente, y para ello se impulsan iniciativas claramente demagógicas como la posibilidad del voto de los jóvenes de 16 años, sobre quienes en la realidad se ha tenido una desatención grave, si se tienen en cuenta los niveles de retroceso en materia educativa, adicciones, seguridad y contención.

El Kirchnerismo no cree en la democracia pluralista y por eso afecta la calidad institucional e intenta desarrollar un relato épico uniformador tergiversando los acontecimientos históricos y fomentando la lógica “amigo-enemigo”, que es fuertemente autoritaria y excluyente.

Favorable coyuntura económica internacional

Podría con toda razón preguntarse si la realidad descripta anteriormente es cierta. ¿Por qué el Gobierno ha triunfado de manera concluyente con el 54% de los votos en las últimas elecciones presidenciales?

Siempre existen factores concurrentes que explican una realidad, pero en este caso se destaca uno predominante.
La Argentina ha tenido una muy favorable coyuntura económica internacional, al igual que otros países de la Región. Prácticamente todos los Partidos en el gobierno en América Latina obtuvieron victoria electorales: Brasil, Colombia, Uruguay, con la única excepción de Chile, país en donde el desgaste de veinte años en el poder afectó a los Partidos integrantes de la Concertación sumados a las divisiones que en ella se produjeron y permitieron un cambio de signo político.
Los “vientos de cola”, soplaron inusualmente fuerte a favor de la economía argentina: los precios de las commodities se situaron por las nubes, traccionados por las locomotoras del mundo, las dos naciones más pobladas del planeta, China y la India. Aun hoy los factores externos contribuyen sustancialmente por la sequía verificada en el hemisferio norte, en particular en los Estados Unidos de Norteamérica que afectó fuertemente sus cosechas y favorece la suba de precios de nuestros cultivos. Las tasas de interés estuvieron extremadamente bajas, casi inexistentes, por la necesidad de los países centrales de utilizar este recurso como una forma de reactivar su economía. Basta observar la crisis de la denominada eurozona por la caída de la economía griega y el contagio ya cierto a naciones como Italia y España que ponen en peligro la propia subsistencia de la Unión Europea y su moneda, por el volumen de las economías en riesgo que torna imposible cualquier plan de rescate.
A su vez la denominada “guerra de monedas” nos favoreció. La presión del Dólar sobre el Yuan (moneda china) para que se aprecie y la revaluación inicial del Real (moneda brasileña), nuestro principal socio en el Mercosur y hacia donde se orienta la mayoría de nuestras exportaciones industriales, entre ellas, la automotriz significaron claras tendencias favorables hacia nuestro país. Vemos como cuando Brasil devalúa su moneda afecta fuertemente a nuestra economía.
Esto permitió que amplios sectores sociales, incluidas las capas medias urbanas y rurales, incrementaran su nivel de consumo, y esto, se expresó electoralmente.

Oportunidad perdida

La pregunta es: ¿esta oportunidad histórica, que se presenta una vez cada 50 o 60 años, ha sido aprovechada? La respuesta terminante es que NO. Tuvimos la posibilidad de producir un fuerte “shock” de inversiones en la infraestructura indispensable para producir un salto cualitativo del mero crecimiento económico que se ha verificado hacia el desarrollo sostenido y sustentable, concepto infinitamente más complejo y rico que el simple crecimiento.
Nuestro vecino, Brasil, con el liderazgo de Dilma Rousseff, no sólo ha predicado con el ejemplo combatiendo la corrupción sin excepciones, sino que también acaba de anunciar un plan de inversiones en infraestructura que alcanza un monto de entre 65 mil a 70 mil millones de dólares. No hay duda que Brasil tiene un plan estratégico y ha aprovechado la bonanza de la Región para apuntalar su desarrollo. Lamentablemente en Argentina, con los Kirchner ocurre lo contrario. Han respondido a la lógica populista de “pan para hoy, hambre para mañana”.
Tenemos extraordinarios condicionantes para el crecimiento y el desarrollo pero la ausencia de inversiones en infraestructura, algunas de ellas largamente anticipadas por los especialistas de todos los sectores, como en materia energética que se ha constituido en un verdadero cuello de botella para asegurar el futuro, o en transporte, donde de manera tardía y poco transparente recientemente se ha anunciado la inversión para la modernización del ferrocarril General Belgrano Cargas, que une y permite sacar la producción de once provincias. Antes tuvimos que soportar la estupidez del tren bala o el “cuento chino” de las inversiones de ese país asiático en ferrocarriles de altura que jamás se concretaron.
El sistema de transportes en la Argentina está colapsado. Se eligió un país vial sin rutas y carreteras adecuadas, lo que produce una mayor polución en el medio ambiente y aumenta dramáticamente los accidentes de tránsito. Además, produce el mayor consumo de combustibles que debemos importar para satisfacer la demanda interna. Vale la pena recordar que la Argentina es el segundo país en accidentes de tránsito mortales después de Méjico en América Latina.

El populismo kirchnerista, fiel a su esencia se hundió en un festival de subsidios con el objetivo de asegurar el clientelismo político y utilizar los recursos centralizados para disciplinar políticamente. De esa manera, en la práctica, anuló el verdadero federalismo y las autonomías municipales.

Construcción de la alternativa política

No es correcto explicar sólo por el crecimiento económico y el mayor nivel de consumo y aun las prácticas clientelistas el triunfo electoral del oficialismo. La otra gran explicación es que no existió una alternativa política creíble al populismo, que permitiera canalizar el voto de millones de argentinos, y en esto, le corresponde una enorme responsabilidad a la conducción de la Unión Cívica Radical.

El Radicalismo, es la única fuerza política con dimensión nacional, estructura y extensión territorial, capaz de convertirse en el imán de atracción de otras fuerzas políticas y sociales afines para construir la alternativa que garantice las dos reglas de oro del sistema democrático: el equilibrio y el control del poder y la alternancia en el ejercicio del mismo.
El atisbo de recuperación partidario que se vislumbró en algunos momentos, se debió a situaciones y acontecimientos contingentes y circunstanciales, y no, a un diseño estratégico coherente que le otorgara continuidad y proyección.
La conmemoración de los 25 años de Democracia, la muerte y reivindicación popular de la figura de Raúl Alfonsín como el estadista reconocido que condujo la primera etapa de la transición, junto con el voto del ex vicepresidente de la nación, Julio Cobos vinculado al conflicto con el sector agropecuario, indujo equivocadamente a algunos dirigentes partidarios a creer que nuevamente estábamos a la vuelta del poder.
Esta situación produjo un notable abandono de la identificación de políticas de estado que debían empecinadamente levantarse como banderas. Así la fisonomía del Radicalismo como una fuerza nacional se fue diluyendo y sólo quedaron expresiones genuinamente representativas en algunas administraciones municipales, pero que, aparecen como compartimentos estancos sin una vinculación que los ciudadanos identifiquen con un proyecto nacional.
También merece destacarse la errática, oportunista y claudicante política de alianzas que se desarrolló en algunos distritos de importancia fundamental, como la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal, que juntos constituyen el 50% del padrón electoral de la nación y que por su dimensión tiñen a todo el Partido en el orden nacional. Las consecuencias se pagaron con los escuálidos desempeños electorales.

Existieron errores tácticos groseros acerca de los instrumentos que podían presentarse como una ventaja justamente para los partidos que tienen estructura nacional. El más importante consistió en aferrarse a la creencia de que las elecciones internas abiertas y simultáneas, establecidas por ley, nunca iban a reglamentarse, y por lo tanto jamás se aplicaría.
El 14 de agosto del año 2011 el pueblo argentino masivamente concurrió a las urnas y marcó una tendencia que luego se verificaría profundizada en las elecciones generales de octubre del mismo año. La conducción partidaria cometió la torpeza, presa de sectarismo soberbio y excluyente de proclamar un candidato “oficial”, dejando en un lugar casi marginal a los otros potenciales competidores como Julio César Cobos y Ernesto Sanz. Este grave error disminuyó ostensiblemente las chances electorales del Partido.
Es muy probable que nada hubiera alterado el resultado final de las elecciones, pero hubiese sido muy diferente el mapa político que hubiera quedado dibujado. Si se hubiese fomentado la participación en la elección interna abierta, por lo menos habrían participado un millón de votantes más y eso habría marcado una tendencia para la elección general de octubre.
En otras palabras, si en vez de obtener el 12% de los votos el 14 de agosto del año pasado, el Partido hubiera obtenido el 20%, con seguridad se habría constituido en la opción más confiable para aquellos que buscan una alternativa al populismo. El 14 de agosto se produjo un triple empate entre Eduardo Duhalde, Ricardo Alfonsín y Hermes Binner. Si en la interna abierta hubieran podido competir Julio Cobos y Ernesto Sanz, no hay dudas que le Radicalismo como opción se hubiera enriquecido y a su vez hubiera incrementado su caudal electoral en Octubre. Finalmente quedamos relegados a un tercer lugar con más de 40 puntos a favor del Kirchnerismo lo que es a todas luces negativo para el sistema democrático.

Todo esto ha ocurrido porque desde hace años el Radicalismo no debate seriamente lo que impide construir una alternativa política al proyecto hegemónico y autoritario del Gobierno que lo acerca a transformarse en un Partido dominante.

Estamos convencidos de que todavía podemos revertir esta tendencia y para ello proponemos:

Recuperar el Radicalismo como un Partido de expresión nacional, identificando claramente las políticas de estado que impulsaremos si accedemos al gobierno.

Definir nuestra pertenencia al conjunto de ideas, valores y creencias que se expresan como socialdemócratas con fuerte sensibilidad social y especial énfasis en la recuperación de la educación pública como el verdadero instrumento para garantizar la igualdad de oportunidades.

Fortalecer nuestro relato, sobre hechos históricos verificables, como es el apego histórico del Radicalismo al respeto de las instituciones democráticas y la mejora de su calidad, fiel a su definición como Partido Republicano.

En lo inmediato proponemos:

Constituir una Comisión de Acción Política integrada por todos los sectores del Partido sin exclusiones a través de sus dirigentes más representativos.

Confeccionar una agenda de actividades que comprometa la presencia de las Autoridades Partidarias, los Presidentes de Bloques Parlamentarios y los Miembros de la Comisión de Acción Política, en todas y cada una de las provincias, con el objetivo de mostrar la unidad que debe guiar nuestras acciones y a su vez la fisonomía de un Partido Nacional.

Fomentar la participación en las próximas elecciones internas abiertas y simultáneas de referentes sociales con identificación partidaria.

Sólo construyendo un Radicalismo amplio y sin sectarismos podremos constituirnos en la alternativa al populismo que condena a la Nación a la decadencia.



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